Ceremonia de Consagración y bendición del Templo a cargo de Monseñor Santiago Olivera |
OBRAS
Vista del playón construido en la Plaza Centenario frente al templo |
Llegada al templo del gobernador De La Sota y autoridades de la región. Abajo a la izquierda el foklorista Carlos Di Fulvio |
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Consagración
del Templo Nuestra Señora del Tránsito
Comenzando la semana Brocheriana, a las 11 hs.
del sábado 7 de Septiembre, Monseñor Santiago Olivera, Obispo de la Diócesis de
Cruz del Eje presidió la Eucaristía con el especial Rito de Consagración.
La Santa Misa, palpitando la cercana fiesta de
la Beatificación del Padre José Gabriel del Rosario Brochero, contó con la
presencia de muchos fieles, sacerdotes, religiosas, seminaristas y autoridades
municipales y provinciales.
Consagrar un templo a Dios es dedicar, destinar
a Dios una iglesia.
El edificio material nace de una necesidad práctica. La comunidad cristiana, para poder reunirse en asamblea litúrgica, construye una casa donde se reunirá la comunidad para alabar a Dios y celebrar los misterios de la fe, proclamar la Palabra de Dios, celebrar los sacramentos y vivir los servicios a la comunidad y a todos los hombres y mujeres que se acercarán, en especial el servicio de la caridad.
El edificio material nace de una necesidad práctica. La comunidad cristiana, para poder reunirse en asamblea litúrgica, construye una casa donde se reunirá la comunidad para alabar a Dios y celebrar los misterios de la fe, proclamar la Palabra de Dios, celebrar los sacramentos y vivir los servicios a la comunidad y a todos los hombres y mujeres que se acercarán, en especial el servicio de la caridad.
Cuando se acaba la construcción, o concluyen
las obras de restauración como en este caso, el Templo se dedica a Dios y se le
hace ofrenda de aquella obra erigida por manos humanas, pidiéndole que su
presencia llene aquel espacio para que sea un lugar sagrado.
En la
homilía de la ceremonia, Monseñor Santiago expresó: “Hoy es un día de gran alegría. Hay mucho gozo en el corazón.
Cómo no pensar en el Cura Brochero, que tanto trabajó para
que su gente viviera en comunión, y que como dice el Papa Francisco salió a las
periferias, a los ranchos, para invitar a su gente a hacer experiencia de
comunión. Este hombre que a la vez se dedicó a la construcción, a la belleza, a
la mejora de los templos de este extenso curato que le tocó conducir.
Seguramente hoy estará gozando en el cielo de este lugar que
siempre será la entrada a algo que nos trasciende.
Con mucho gozo hoy bendecimos estas paredes, iluminamos de modo particular el templo,
porque Jesús es la Luz del Mundo; y bendecimos y ungimos el altar donde en cada
Eucaristía el Señor se vuelve a entregar por cada uno de nosotros y nos invita
entregarnos a los demás”.
El
obispo que hace cinco años en la misma fecha iniciaba su Ministerio
Episcopal Diocesano, repasó la historia
del Templo y agradeció y recordó los nombres de los curas párrocos que
sirvieron en la comunidad hasta este día. Saludó a las autoridades y al pueblo
presente, y agregó: “Los que pintaron las
paredes, pusieron los pisos y las luces, quienes limpiaron y arreglaron, dieron
su vida para que este sea un digno lugar de culto a Dios. Este es un lugar de
encuentro, de comunión y de salvación. Es un lugar del pasado, del presente y
del futuro. Éste es un santuario diocesano que nos trasciende, porque llegan
hermanos y hermanas de tantos lugares… y es que Brochero nos invita a que nadie
se sienta excluido de esta fiesta”.
El Templo que hoy nuevamente de se dedica a
Dios fue fundado por el Padre Francisco Aguirre. Él donó el terreno para la
Iglesia, la plaza y una escuela.
A fines del año 1869 cuando el sacerdote
José Gabriel del Rosario asume el curato encomendado, el templo estaba en
construcción. La historia recuerda que un tornado le voló el techo en febrero
de 1896, y por un largo período se usó como iglesia parroquial la Capilla del
Colegio de Niñas.
La piedra fundamental de la actual iglesia
fue colocada el primer día del año 1899. Las paredes de la nave central
fueron levantadas con el trabajo y esfuerzo del propio Cura Brochero y sus
amigos y colaboradores cuando asumió
nuevamente el Curato en 1902. Luego de varias décadas se concluyeron
las obras de las tres naves planeadas para este templo.
Hoy el Santuario Nuestra Señora del Tránsito se presenta
restaurado y preparado para acoger a los miles de peregrinos que cada vez en
mayor número llegan desde todos los puntos para encontrarse con el legado
brocheriano.
En la pared colindante con la Casa de
Ejercicios se hallan desde 1994 los restos del nuevo beato. Es un renovado espacio de de oración y de encuentro
el cura, que está rodeado de placas con memorias y agradecimientos por Gracias
que Dios ha concedido por intercesión de este sacerdote misionero de las
sierras.
El Ritual de la Dedicación expresa con claridad
el destino de este espacio: "Es el edificio en el que se congrega la
comunidad cristiana para escuchar la Palabra de Dios, orar comunitariamente,
recibir los sacramentos y celebrar la Eucaristía". La plegaria de la
Dedicación pide también que aquel sea un lugar donde los pobres encuentren
misericordia y solidaridad en sus necesidades. La dimensión de la caridad no
puede estar ausente en ninguna
casa de la Iglesia. Y el Cura Brochero amó a los pobres con
el corazón de Cristo.
“Este lugar es para
ayudarnos a tomar conciencia de que las paredes materiales son un signo del
templo que somos cada uno como sagrario y lugar donde habita Dios. Es presencia
permanente de Jesús en medio de la historia”, dijo
Monseñor Olivera.
“Hoy es un día de encuentro y comunión. Es un día para volver
nuestra mirada al Señor, razón de ser de nuestra vida.
No podemos dejar de mencionar a la Madre, Nuestra Señora del
Tránsito, la Purísima, la Virgen que nos trae a Jesús, nos invita a ir a Jesús,
a escuchar a Jesús, y a hacer lo que El nos diga”.
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